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30 septembre 2010

Puerto Rico :
La lucha del pueblo puertorriqueño por su Independencia

par Salvador Tió

 

Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas
reciben flores y balas en el mismo corazón

Lola Rodríguez de Tió

La lucha del pueblo puertorriqueño por su Independencia es desde sus comienzos un proyecto bolivariano, martiano y hostosiano hermanado con la lucha del pueblo de Cuba y República Dominicana por la Independencia de las Antillas. Además de ser un movimiento por la Independencia fue un proyecto por la abolición de la esclavitud y por la integración de Cuba, Dominicana y Puerto Rico en una Confederación Antillana.

Los hombres y mujeres que forjaron el movimiento por la Independencia de Puerto Rico se vieron forzados a conspirar desde el exilio. El decadente Imperio Español había perdido sus colonias en América a principios del siglo 19. Las ideas de la Revolución Francesa habían echado raíces en el pensamiento Bolivariano.

Hombres y mujeres como Sucre, O’Higgins, San Martín, Artigas, Manuela Sáenz, Alfaro y el propio Bolívar lograron movilizar ejércitos insurgentes populares que derrotaron las tropas imperiales españolas siguiendo el ejemplo de L’Ouverture, Dessalines y Petion que ya habían derrotado a las tropas de Napoleón bajo el mando del General Leclerc en Haití en 1804.

Es precisamente Petión quien financia la expedición del libertador Bolívar que habría de encender la llama de las guerras de Independencia que liberaron a Venezuela, Colombia, Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Ecuador y Perú poniendo fin a la pesadilla de casi tres siglos de dominio y saqueo español en Suramérica.

Ya desde las primeras décadas de su independencia la flamante república de las trece colonias había dado muestras de su vocación imperialista. La alianza forjada entre las oligarquías latifundistas en la Gran Colombia con los EUA y el éxito de esta República del Norte en separar a Panamá de Colombia y la puesta en marcha de la Doctrina Monroe preconizaban la futura historia de invasiones, golpes de estado y alianzas con las oligarquías apátridas de Nuestra América.

Esta incipiente concupiscencia imperial no había escapado a la aguda mirada de Bolívar. Esta percepción le había llevado a la convicción de que la libertad de la Antillas era parte de su agenda emancipadora e integradora para Nuestra América. Cuba, Quisqueya y Puerto Rico serían, por esa misma razón, codiciadas piezas a ser conquistadas por los EUA como parte de su agenda colonizadora. El Caribe sería para ellos lo que el, Mediterráneo había sido para el Imperio Romano.

El control de las Antillas sería esencial a su visión de un canal interoceánico que sería al Imperio Yanqui lo que el Canal de Suez había significado para el Imperio Británico. Desde ellas la marina de guerra estadounidense garantizaría a Washington y al Capital Financiero e Industrial el control de lo que vendrían a llamar su patio trasero.

La agenda de Bolívar quedó inconclusa. La quinta columna santanderista que le persiguió hasta su muerte y le llevó a pensar que había arado en el mar se apropió de las tierras liberadas y sometió a pueblo insurgente que venció al Imperio en la Campaña Admirable. Así impidió que su visión emancipadora se extendiese en las campañas de liberación de las Antillas.

El ímpetu y el genio de esta gesta de libertad encontraron eco en las Antillas en la segunda mitad del siglo 19. Cuba y Puerto Rico fueron aliados fraternales en su lucha por la Independencia que estalló en 1868 con el Grito de Yara en la Cuba mambisa y en el Grito de Lares. Ramón Emeterio Betances, José Martí, Antonio Maceo, Juan Rius Rivera, Pachín Marín, Máximo Gómez y otros habrían de organizar la guerra de Independencia de las dos alas del pájaro antillano.

En Puerto Rico el grito de Lares sería sofocado después que los patriotas tomaran el pueblo de Lares y proclamaran la Independencia de Puerto Rico. El Grito de Yara sería el lanzamiento de la Guerra de los 10 años hasta el 1978. Los patriotas puertorriqueños se unirían a los mambises, esclavos libertos y cimarrones en la guerra por la independencia de las Antillas. Luego de la tregua de 17 años el ejército revolucionario retoma la lucha libertadora en el 1895 en lo que vino a ser el Vietnam del desgastado y decrépito imperio español.

No llegarían a ver el resultado de sus esfuerzos. El Capitalismo Monopolista que ya regía en los EUA provocó el incidente del Maine en la Habana como operación de falsa bandera para justificar su intervención en la guerra cubano española en 1898 y en las Filipinas integrándose así al muy selecto club del capitalismo imperialista que con tanta precisión expusieron en toda su salvaje rapacidad Marx, Engels y Lenin.

La faena imperial no sería un proyecto exclusivo de la Marina de Guerra y los Marines. Dos inmensamente millonarias corporaciones la United Fruit y la South Porto Rico Sugar serían las artífices del montaje del modo de producción capitalista que convertiría a ambas islas y a la República Dominicana en un inmenso cañaveral. De la dialéctica de la lucha por la independencia y en contra de la esclavitud surgiría una nueva forma de dominio imperial montada sobre el trabajo asalariado capaz de extraer ganancias de exponencial volumen.

En el caso de Cuba los Marines se retirarían luego de constituir un gobierno asimilista e imponer la enmienda Platt a la Constitución Cubana mediante la cual se arrogaban el derecho a invadir la isla a su conveniencia con el consentimiento expreso de los colonos de la caña que dominaban el aparato de estado en contubernio con los invasores.

En Puerto Rico habrían de permanecer como ejército de ocupación por los próximos 111 años y contando. El propio Imperio Español les había allanado el camino al forzar el exilio de los principales dirigentes independentistas comprometidos con la visión bolivariana, martiana y betanciana.

Betances moriría en Paris en 1899. Hostos moriría en Santo Domingo poco después de que los EUA impusieran la ciudadanía usamericana a los puertorriqueños. Allí está enterrado en el Panteón Nacional. Juan Rius Rivera rechazó el ofrecimiento que le hicieran de ser Presidente de Cuba en virtud de haber sido General del Ejército Revolucionario Cubano desde 1868 hasta 1898.

La muerte y el exilio de los patriotas y el terrible huracán de San Ciriaco en 1899 que devastó los cafetos de la isla destruyendo la principal actividad económica del país contribuyeron al debilitamiento del independentismo y ayudaron a marcar un derrotero político en el que predominaron dos formaciones políticas : la autonomía en relación a los Estados Unidos y el anexionismo a la Unión de ese país.

Era tan profundo el resentimiento y rechazo a la tiranía española en la isla que muchos de los puertorriqueños vieron en la invasión yanqui la promesa de instauración de un régimen de derechos democráticos que ilusamente asociaban con la supuesta democracia americana. No tardó en convertirse en decepción la euforia inicial de muchos que vieron a los yanquis como libertadores.

La explotación fue feroz. Una inmensa masa de trabajadores de la caña trabajaban 12 horas bajo el inclemente sol por un salario equivalente a 60 centavos al día. La población de Cuba en 1898 era de 1 millón y medio de habitantes. Había mermado en tres millones debido a las cruentas guerras de independencia. Puerto Rico con un territorio trece veces menor que el de Cuba tenía en 1898 un millón de habitantes.

Este inmenso ejército proletario fue forzado a trabajar en los cañaverales a sueldos de hambre en una zafra que se extendía durante apenas 5 meses del año. Vivían como agregados en las fincas de los colonos a merced de ser expulsados por los patronos. Las mujeres trabajaban en la industria de la aguja desde sus casas y recibían paga por pieza siendo su compensación de aproximadamente 30 centavos de dólar por un día de trabajo.

Durante los primeros 50 años de la ocupación yanqui los gobernadores de Puerto Rico eran designados directamente por el presidente de los Estados Unidos. Este nombraba un gabinete de gobierno en el que los ministros eran usamericanos o puertorriqueños asimilistas. No existían escuelas públicas en Puerto Rico durante los cuatro siglos de dominio español.

El analfabetismo era la norma en Puerto Rico. Los dos principales educadores puertorriqueños habían tenido que irse al exilio a Santo Domingo y Cuba. Allí habían organizado los sistemas escolares. Eugenio María de Hostos, figura fundamental del pensamiento latinoamericano, había diseñado e implantado el sistema de escuelas normales de República Dominicana. Lola Rodríguez de Tió, poeta y patriota emblemática de la lucha por la libertad de Puerto Rico había sido la encargada de la organización y supervisión de las escuelas en Cuba.

Los norteamericanos, que habían llegado a Puerto Rico con la intención de civilizarnos y hacernos dignos de su ilustrada capacidad intelectual y política (sic) organizaron un sistema de educación pública en la isla. El inglés era entonces la lengua obligatoria en el sistema educativo. Querían asimilar a los puertorriqueños ; convertirlos en pitiyanquis. El pueblo puertorriqueño resistió negándose a aprender inglés.

También llegaron las iglesias pentecostales, luteranas, episcopales, bautistas, metodistas, discípulos de Cristo, testigos de Jehová en todas su posibles variaciones a propagar las bondades del capitalismo y la cultura usamericana. Los curas y monjas norteamerican@s llegaron como tropas de asalto a enseñar la falsa mitología de la historia de sus egregios líderes y sus inmejorables virtudes.

La imposición de un modo de producción, el montaje de los sistemas de educación y la penetración de las sectas religiosas anglosajonas representan el aspecto civil de la colonización yanqui. Pero la más constante forma de penetración yanqui en la vida, la cultura y la sociedad puertorriqueña ha sido el montaje de un andamiaje militar que permea todos los aspectos de la psicología de los puertorriqueños.

No podemos soslayar el hecho de que la razón principal que ha sostenido la voluntad de perpetuar el coloniaje en Puerto Rico ha sido su papel preponderante en la geopolítica militar de los EUA. La defensa del Canal de Panamá ha sido históricamente la principal función de la presencia militar en Puerto Rico. Quien controlara el Canal de Panamá tenía la llave para pelear una guerra multioceánica contra el Tercer Reich en el Atlántico y el Imperio del Sol en el Pacífico. La principal guerra imperial de la historia de la Humanidad fue la Segunda Guerra Mundial.

La base de Roosevelt Roads en Ceiba y su polígono de tiro en Vieques fueron cruciales para que la Marina de Guerra de los EUA prevaleciera en ambas guerras. FDR, que había sido al igual que su tío Teodoro, Secretario de la Marina de Guerra yanqui, logró que el Congreso financiara esa base durante la década de los treinta cuando prevalecía una actitud aislacionista en el electorado de ese país. La oposición más coherente a los planes imperiales de FDR y la oligarquía pentagonista fue articulada por el principal dirigente independentista de Puerto Rico en la década de los treinta : Pedro Albizu Campos.

Don Pedro es, sin duda, la primera figura antiimperialista de la política en Puerto Rico. Fue su denuncia de las intenciones imperiales yanquis al comenzar a establecer la base de Roosevelt Roads la principal razón que llevó al Departamento de Justicia de los EUA a acusarlo de conspiración sediciosa en 1936. Desde la Tribuna del Partido Nacionalista Puertorriqueño denunció vehementemente los planes imperiales en el Caribe y el verdadero carácter imperialista del proyecto del Nuevo Trato. La respuesta no se hizo esperar. El sistema de justicia federal se encargó de sacar a Don Pedro de circulación por 11 años hasta 1947.

Esto allanó el camino para que los EUA le dieran todo su considerable apoyo a la figura de Luis Muñoz Marín y su Partido Popular Democrático (PPD). El PPD logra el control de las cámaras legislativas en las elecciones de 1940 con la Independencia en su Plataforma. La grave crisis de los treinta había movido a Puerto Rico hacia la Independencia. Los últimos setenta años han marcado la etapa de la más intensa persecución del movimiento independentista y el movimiento hacia el socialismo. Sobre ello hablaremos en la secuela de este artículo.

Adital . Brasil, 29 de septembre de 2010.

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