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20 juillet 2009

Procesos electorales a venir en Uruguay y Latinoamérica

 

Por Constanza Moreira *
La República
. Uruguay, 20 de julio de 2009

En este año, diversos procesos electorales se vivieron y se vivirán en América Latina. La preocupación con el propio no debe hacernos olvidar el contexto que nos rodea. De alguna manera, las fuerzas que se miden en el proceso electoral uruguayo también lo están haciendo en otros lados. Los avances de los partidos y gobiernos progresistas no siempre son lineales, y a menudo van acompañados por un fortalecimiento de las opciones políticas contrarias. Además, la fuerza de los partidos progresistas es muy dispar, y muchas veces son más las figuras presidenciales las que protagonizan los cambios que los partidos o movimientos que se articulan detrás de las mismas.

Este año se vivieron o vivirán cinco procesos electorales de significación : las elecciones ­ya pasadas- en Argentina y Ecuador, y los próximos comicios en Chile, Uruguay y Bolivia.

En abril pasado, y por primera vez en treinta años, un Presidente ganó en Ecuador, en la primera vuelta. Correa lo hizo, siendo reelecto por más del 50% de los votos. Compitió con dos ex presidentes, que aunque abandonaron en forma irregular sus mandatos, tuvieron votaciones significativas : Lucio Gutiérrez obtuvo el 28% de los votos, y Alvaro Noboa, el 10%.

Correa obtuvo 62 de los 124 escaños en la Asamblea General, y deberá en el nuevo parlamento hacer alianzas con otros partidos o movimientos de izquierda como Pachakutik, o la Izquierda Democrática. El movimiento de Correa, Alianza País, no acaba de constituirse en partido, y su votación a nivel regional no ha sido de las mejores. Asimismo, la Conaie, la principal confederación indígena y probablemente el movimiento popular más importante de Ecuador, no ha apoyado a Correa en esta ocasión.

La victoria de Correa, además, estuvo precedida de un calendario electoral muy intenso : Correa fue elegido a fines de 2006, ganó las elecciones para la Constituyente en 2007, aprobó la nueva Constitución en 2008, y se reeligió en abril de 2009.

Evo Morales también enfrentó un cronograma electoral muy apretado : triunfó en 2006, siendo también el primer presidente de Bolivia electo por mayoría desde la transición de 1982, logró instalar una Asamblea Constituyente, aprobó el texto de la nueva Constitución en 2009, y enfrentó con mucho éxito el referéndum revocatorio, que lo ratificó por el 67% de los votos. En diciembre enfrentará una segunda elección, donde podrá o no ser reelecto. Aunque la intención de voto por la reelección ronda el 40%, el siguiente colocado no llega al 10%. Si bien existen resistencias a un segundo mandato del MAS, Evo Morales se afirma como un líder quasi hegemónico, en un panorama partidario fragmentado, y sin liderazgos alternativos claros. La oposición baraja la idea ahora de impulsar a una mujer, a través de una alianza entre partidos, como forma de oponerse a Evo con una propuesta de "renovación". Samuel Doria Medina (jefe político de Unidad Nacional) dice que para disputar a Evo Morales, hay que sacar la discusión del centro donde él y sus partidarios la situaron : la política, y llevarla para la economía. La "economía" aparece así, como el centro indisputado de las fuerzas de la derecha, en un contexto en que la "política" aparece como una construcción discursiva enteramente dominada por las fuerzas de izquierda.

Una semana después de las elecciones en Bolivia, tendrán lugar las elecciones en Chile, el 13 de diciembre. En caso de que no haya un ganador en la primera vuelta, se celebrará una segunda vuelta en enero. No es la primera vez que la Concertación está en riesgo de perder frente a la coalición de centro-derecha, antes presidida por Lavín, y ahora por Piñera (Lagos logró triunfar frente a Lavín, apenas por el 0.2% de los votos). Compiten en esta instancia Sebastián Piñera, por la Coalición por el Cambio, de derecha, compuesta por Renovación Nacional y la UDI ; Eduardo Frei, por la Concertación, y quien fuera electo Presidente de Chile en 1994, y la principal "novedad" de la elección : Marco Enríquez Ominami, a quien apoyan los "díscolos" de la Concertación, y quien se presentó como independiente. Hasta el presente, el candidato de la Concertación Frei (encuestas de 14 de julio) tiene el 28% de la intención de voto, Piñera el 36% y la "revelación" Ominami, el 22% de los votos. Las simulaciones de segunda vuelta, entre Piñera y Frei dan, a la fecha, casi un escenario de empate, pero con una ligera ventaja para Piñera. Un fracaso de la Concertación en este país, tendrá impactos significativos sobre el "bloque progresista" de América Latina (por muy poco progresista que a muchos pueda parecer el gobierno de este país).

Finalmente, en Argentina, el bloque presidido por los Kirchner, sufrió un duro golpe, con la renovación parcial de las Cámaras, y perdió sus mayorías propias. Unión-PRO, la alianza que llevó a Felipe Solá y a Francisco De Narváez superó en votos al bloque "K" (34.6% a 32.1%), y se ubicó en tercer lugar el bloque llamado Acuerdo Cívico y Social (UCR más otros), con 21.5% de los votos.

En la nueva composición de la Cámara de Diputados, el bloque "K" tendrá 113 escaños, Unión PRO tendrá 47, Acuerdo Cívico (UCR y otros) 80, y otros 17 escaños permanecerán en manos de la oposición. También en el Senado, el bloque "K" mantendrá 36 escaños, contra 38 obtenidos por la oposición. El Frente para la Victoria perdió bancas en algunos de los distritos electorales más importantes del país : Ciudad de Buenos Aires (2), Córdoba, Buenos Aires y Misiones. La buena elección del sector de Pino Solanas en la Ciudad de Buenos Aires, y de Martín Sabatella, en la provincia de Buenos Aires, que acompañaron al gobierno en muchas iniciativas, abre un paréntesis sobre las alianzas que se tejerán en el nuevo escenario. Pero sin duda, la victoria de Unión PRO abre una señal de alarma sobre el futuro del "progresismo" en el país vecino.

El panorama de América Latina, como se deduce de la apretada síntesis expuesta, mezcla avances y retrocesos, al menos si mirado desde el punto de vista de la acumulación histórica de las fuerzas de la izquierda. Mientras los empujes nacionalistas y soberanistas de los países andinos, abren el camino a nuevas formas de la política de izquierda (incluyendo el indigenismo), en el Cono Sur las fuerzas desde la derecha, articuladas detrás de viejos y nuevos liderazgos, van ganando terreno elección tras elección, como se evidencia en Chile, Brasil y Argentina. En Uruguay, mientras tanto, el Frente Amplio sabe que deberá enfrentar una dura batalla electoral, y que su resultado será leído, también, desde este "afuera" regional, donde hay tanto en juego.

|*| Politóloga. Universidad de la República

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