O estás con nosotros o eres un « desafío sistémico ».

Rápido, pero no furioso, el Sur Mundial se está acelerando. La principal novedad de la cumbre del BRICS+ celebrada en Pekín, que contrasta con la del G7 en los Alpes bávaros, es que tanto Irán, en Asia Occidental, como Argentina, en América del Sur, han solicitado oficialmente el ingreso en el BRICS.

El Ministerio de Asuntos Exteriores iraní ha destacado que el BRICS tiene « un mecanismo muy creativo con amplios aspectos ». Teherán -un estrecho colaborador tanto de Pekín como de Moscú- ya ha realizado « una serie de consultas » sobre la solicitud : los iraníes están seguros de « añadirá valor » al BRICS ampliado.

Hablando de que China, Rusia e Irán están taaaan aislados. Bueno, al fin y al cabo estamos en lo más profundo del espectro metaverso, donde las cosas son lo contrario de lo que parecen.

La obstinación de Moscú en no seguir el Plan A de Washington para iniciar una guerra paneuropea está poniendo los nervios de punta a los atlantistas. Así que, justo después de la Cumbre del G7, celebrada significativamente en un antiguo sanatorio nazi, la entrada de la OTAN, en plena gala belicista.

Así que bienvenidos a una exhibición de atrocidades que incluye la demonización total de Rusia, definida como la última « amenaza directa »; la conversión de Europa del Este en una « fortaleza »; un torrente de lágrimas derramadas sobre la asociación estratégica Rusia con China; y como extra, la calificación de China como un « desafío sistémico ».

Así es: para el combo OTAN/G7, los líderes del mundo multipolar emergente, así como las vastas franjas del Sur Mundial que quieren unirse, son un « desafío sistémico ».

Turquía, bajo el Sultán del Swing -Sur Mundial en espíritu, equilibrista en la práctica- consiguió literalmente todo lo que quería para permitir magnánimamente que Suecia y Finlandia despejaran sus caminos en el camino para ser absorbidos por la OTAN.

Se pueden hacer apuestas sobre qué tipo de travesuras se les ocurrirá a las armadas de la OTAN en el Báltico contra la Flota Rusa del Báltico, a las que seguirán diversas tarjetas de visita distribuidas por el Sr. Khinzal, el Sr. Zircon, el Sr. Onyx y el Sr. Kalibr, capaces, por supuesto, de aniquilar cualquier permutación de la OTAN, incluidos los « centros de decisión ».

Así que fue una especie de perverso alivio cómico cuando Roscosmos publicó un conjunto de imágenes satelitales bastante divertidas que señalaban las coordenadas de esos « centros de decisión ».

Los « líderes » de la OTAN y del G7 parecen disfrutar realizando una rutina de policía pésimo/policía payaso. La cumbre de la OTAN le dijo al comediante de la cocaína Elensky (recuerden que la letra « Z » está prohibida) que la operación policial de armas combinadas de Rusia -o la guerra- debe ser « resuelta » militarmente. Así que la OTAN seguirá ayudando a Kiev a luchar hasta la última carne de cañón ucraniana.

Paralelamente, en el G7, se le pidió al Canciller alemán Scholz que especificara qué « garantías de seguridad » se ofrecerán a lo que quede de Ucrania después de la guerra. Respuesta del sonriente canciller: « Sí... podría » (especificar). Y luego se quedó sin palabras.

El liberalismo iliberal occidental

Más de 4 meses después del inicio de la Operación Z, la zombificada opinión pública occidental olvidó por completo -o ignora voluntariamente- que Moscú se pasó el último tramo de 2021 exigiendo a Washington una discusión seria sobre garantías de seguridad legalmente vinculantes, con énfasis el termino de la expansión de la OTAN hacia el este y un retorno al statu quo de 1997.

La diplomacia fracasó, ya que Washington emitió una respuesta sin respuesta. El presidente Putin había insistido en que el seguimiento sería una respuesta « técnica militar » (que resultó ser la Operación Z), incluso cuando los estadounidenses advirtieron que eso desencadenaría sanciones masivas.

En contra de las ilusiones de Divide y vencerás, lo que ocurrió después del 24 de febrero no hizo sino consolidar la sinergia de la asociación estratégica entre Rusia y China, y su círculo ampliado, especialmente en el contexto de los BRICS y la OCS. Como señaló a principios de este año Sergey Karaganov, jefe del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia, « China es nuestro colchón estratégico (...) Sabemos que en cualquier situación difícil, podemos apoyarnos en ella para obtener apoyo militar, político y económico ».

Esto se esbozó en detalle para que todo el Sur Mundial lo viera en la histórica declaración conjunta del 4 de febrero para la Cooperación que Entra en una Nueva Era - completa con la integración acelerada de la BRI y la EAEU junto con la armonización de la inteligencia militar en el marco de la OCS (incluido el nuevo miembro de pleno derecho Irán), piedras angulares del multipolarismo.

Ahora compárenlo con los sueños húmedos del Consejo de Relaciones Exteriores o con los desvaríos de los « expertos » estratégicos de sillón del « principal grupo de expertos en seguridad nacional del mundo » cuya experiencia militar se limita a negociar una lata de cerveza.

Hace que uno añore aquellos días de análisis serios en los que el difunto y gran André Gunder Frank escribió « un documento sobre el tigre de papel », examinando el poder estadounidense en la encrucijada del dólar papel y el Pentágono.

Los British, con mejores niveles de educación imperial, al menos parecen entender, a medias, cómo Xi Jinping « ha abrazado una variante del nacionalismo integral, no muy diferente de las que surgieron en la Europa de entreguerras », mientras que Putin « desplegó hábilmente métodos leninistas para resucitar a una Rusia debilitada como potencia mundial ».

Sin embargo, la noción de que « las ideas y los proyectos originados en el Occidente antiliberal siguen dando forma a la política mundial » no tiene sentido, ya que Xi, de hecho, se inspira en Mao tanto como Putin en varios teóricos eurasianistas. Lo relevante es que en el proceso de caída de Occidente en un abismo geopolítico, « el propio liberalismo occidental se ha vuelto antiliberal ».

Mucho peor: en realidad hoy se volvió totalitario.

Mantener al Sur Mundial como rehén

El G7 está ofreciendo esencialmente a la mayor parte del Sur Mundial un cóctel tóxico de inflación masiva, subida de precios y deuda dolarizada incontrolada.

Fabio Vighi ha esbozado brillantemente cómo « el propósito de la emergencia ucraniana es mantener encendida la impresora de dinero mientras se culpa a Putin de la recesión económica mundial. La guerra sirve al objetivo contrario de lo que se nos dice: no defender a Ucrania, sino prolongar el conflicto y alimentar la inflación en un intento de desactivar el riesgo cataclísmico en el mercado de la deuda, que se extendería como un incendio a todo el sector financiero ».

Y si puede empeorar, lo hará. En los Alpes bávaros, el G7 prometió encontrar « formas de limitar el precio del petróleo y el gas rusos »: si eso no funciona según los « métodos del mercado », entonces « se impondrán medios por la fuerza ».

Una « indulgencia » del G7 -neomedievalismo en acción- sólo sería posible si un posible comprador de energía rusa acepte llegar a un acuerdo sobre el precio con los representantes del G7.

Lo que esto significa en la práctica es que el G7 posiblemente creará un nuevo organismo para « regular » el precio del petróleo y el gas, subordinado a los caprichos de Washington: a efectos prácticos, una gran vuelta de tuerca del sistema posterior a 1945.

Todo el planeta, especialmente el Sur Mundial, sería rehén.

Mientras tanto, en la vida real, Gazprom está de racha, ganando tanto dinero con las exportaciones de gas a la UE como en 2021, aunque esté enviando volúmenes mucho menores.

Lo único en lo que acierta este analista alemán es en que si Gazprom se viera obligada a cortar el suministro definitivamente, eso representaría « la implosión de un modelo económico que depende en exceso de las exportaciones industriales y, por tanto, de las importaciones de combustibles fósiles baratos ». La industria es responsable del 36% del uso de gas en Alemania ».

Pensemos, por ejemplo, en BASF forzado de detener la producción de la mayor planta química del mundo en Ludwigshafen. O al director general de Shell subrayando que es absolutamente imposible sustituir el gas ruso suministrado a la UE a través de gasoductos por el GNL (estadounidense).

Esta implosión que se avecina es exactamente lo que quieren los círculos neocon/neoliberales de Washington: eliminar a un poderoso competidor económico (occidental) del escenario comercial mundial. Lo que es realmente sorprendente es que el Equipo Scholz ni siquiera lo ve venir.

Prácticamente nadie recuerda lo que ocurrió hace un año, cuando el G7 adoptó la postura de intentar ayudar al Sur Mundial. Aquello se denominó Build Back Better World (B3W). Se identificaron « proyectos prometedores » en Senegal y Ghana, hubo « visitas » a Ecuador, Panamá y Colombia. La administración del Crash Test Dummy ofrecía « toda la gama » de herramientas financieras de Estados Unidos: participaciones en el capital, garantías de préstamos, seguros políticos, subvenciones, conocimientos técnicos sobre el clima, la tecnología digital y la igualdad de género.

El Sur Mundial no fue impresionado. La mayor parte ya se había unido a la BRI [Nueva Ruta de la Seda]. La B3W se hundió con un gemido.

Ahora la UE está promoviendo su nuevo proyecto de « infraestructuras » para el Sur Mundial, denominado Global Gateway , presentado oficialmente por la Führer de la Comisión Europea (CE) Ursula von der Leyen y -¡sorpresa! - coordinado con el tambaleante B3W. Esta es la « respuesta » de Occidente a la BRI, demonizada como -qué otra cosa- « una trampa de la deuda ».

En teoría, Global Gateway debería gastar 300 000 millones de euros en 5 años; la CE sólo aportará 18 000 millones del presupuesto de la UE (es decir, financiados por los contribuyentes de la UE), con la intención de acumular 135 000 millones de euros de inversión privada. Ningún eurócrata ha sido capaz de explicar la diferencia entre los 300 000 millones anunciados y los 135 000 millones deseados.

Paralelamente, la CE está redoblando sus esfuerzos en su programa de energía verde, culpando, si no, al gas y al carbón. Frans Timmermans, el mandamás de la UE en materia de clima, ha soltado una perla absoluta: « Si hubiéramos tenido el acuerdo verde cinco años antes, no estaríamos en esta situación porque entonces tendríamos menos dependencia de los combustibles fósiles y del gas natural ».

Pues bien, en la vida real la UE sigue empecinada en convertirse en un páramo totalmente desindustrializado para 2030. La ineficiente energía verde, solar o eólica, es incapaz de ofrecer una energía estable y fiable. No es de extrañar que vastas franjas de la UE hayan vuelto al carbón.

El swing adecuado

Es difícil establecer quién es el más pésimo en la rutina policial de la OTAN/G7. O el más predecible. Esto es lo que he publicado sobre la cumbre de la OTAN. No ahora: en 2014, hace ocho años. La misma demonización de siempre, una y otra vez.

Y una vez más, si puede empeorar, y previsiblemente lo hará. Piense en lo que queda de Ucrania -la mayor parte de la Galicia oriental- anexionada al sueño húmedo polaco: el renovado Intermarium , desde el Báltico hasta el Mar Negro, ahora bautizado como una anodina « Iniciativa de los Tres Mares» (con el Adriático añadido) y que comprende 12 estados-nación.

Lo que esto implica a largo plazo es una ruptura de la UE desde el interior. La oportunista Varsovia sólo se beneficia financieramente de la generosidad del sistema de Bruselas mientras mantiene sus propios designios hegemónicos. La mayoría de los « Tres Mares » acabarán saliendo de la UE. Adivinen quién garantizará su « defensa »: Washington, a través de la OTAN. ¿Qué más hay de nuevo? El renovado concepto de Intermarium remonta al difunto Zbig « Gran Tablero de Ajedrez » Brzezinski.

Así que, Polonia sueña con convertirse en el líder de Intermarium, secundada por los tres enanos bálticos, la Escandinavia ampliada, más Bulgaria y Rumanía. Su objetivo está sacado de Comedy Central: reducir a Rusia al estatus de « estado paria », y luego toda la enchilada: cambio de régimen, Putin fuera, balcanización de la Federación Rusa.

A Gran Bretaña, esa isla intrascendente, que sigue empeñada en enseñar el Imperio a los advenedizos estadounidenses, le encantará. Alemania-Francia-Italia mucho menos. Los euroanalistas, perdidos en el desierto, sueñan con un Cuádruple Europeo (España añadida), replicando el timo del Indo-Pacífico, pero al final todo dependerá de hacia dónde se mueva Berlín.

Y luego está ese imprevisible e incondicional del Sur Mundial liderado por el Sultán del Swing: la recién renombrada Turquía. El neo-otomanismo blando parece estar en racha, y sigue expandiendo sus tentáculos desde los Balcanes y Libia hasta Siria y Asia Central. Evocando la época dorada de la Sublime Puerta, Estambul es el único mediador serio entre Moscú y Kiev. Y está microgestionando cuidadosamente el proceso de integración de Eurasia.

Los estadounidenses estuvieron a punto de cambiar el régimen del sultán. Ahora se han visto obligados a escucharlo. Se trata de una seria lección de geopolítica para todo el Sur Mundial: no significa un « desafío sistémico » si se tiene el tipo de oscilación adecuado.

Pepe Escobar* para Strategic Culture

Original : « You’re either with us or you’re a ‘systemic challenge’ »

Strategic Culture, 29 de junio de 20221

* Pepe Escobar es un periodista brasileño del periódico Asia Times Online y de Al-Jazeera. Pepe Escobar es también autor de : « Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War » (Nimble Books, 2007); « Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge »; « Obama does Globalistan » (Nimble Books, 2009), Empire of Chaos (Nimble Books, 2014) y 2030 en formato KINDI. Se lo puede seguir también en inglés por Facebook - @RealPepeEscobar

Traducción de : El Correo de la Diaspora