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14 août 2013

Nuestro hombre en el Cairo.

par Guadi Calvo *

 

El entramado de la crisis egipcia, después de que el tres de julio, cuando las Fuerzas Armadas decidieron relevar al presidente constitucional Mohamed Morsi, a tal solo un año de haber asumido el gobierno, cada vez se hace más intrincado. Para empezar queda claro que ha sido un golpe militar, pero rara vez en política uno más uno da dos, y en particular en zonas tan calientes y confusas como en Medio Oriente, donde infinidad de otras cuestiones se alinean y desalinean frente a cada acontecimiento.

El golpe militar que encabezó el Jefe del Ejército, general Abdul Fatah al-Sisi, se articuló con la voluntad de los millones de ciudadanos, encabezados por el Movimiento Tamarod, que se manifestaron durante días reclamando la renuncia del presidente Morsi, que en un año, no solo no pudo revertir la profunda crisis económica que acosa al país, sino que la habría profundizado. Si esta cuestión fuera poco, para peor el partido del gobierno, Libertad y Justicia, que es el mascarón de proa de la organización islamita Hermanos Musulmanes o Ikhwan, había desembozado sus planes. Desde el punto de vista económico Morsi aplicaba las clásicas recetas neoliberales del FMI, que han fracasado en cada país del mundo que se han aplicado, y los terribles y continuos ajustes escupían cada vez más desocupados a las calles, comenzaba también el desguace del país con la venta del Canal de Suez, un verdadero símbolo nacional, al emirato de Qatar. No conforme con los fracasos económicos, los Hermanos Musulmanes, iniciaba su proceso de islamización de la sociedad laica, casualmente con el apoyo del emir de Qatar Hamad al-Thani, de quien los Ikhwan, recibieron en este último año unos ocho mil millones de dólares. Morsi unas semanas antes de su caída había roto relaciones con Siria, y llamado a los países árabes a intervenir en esa guerra, otra vez, casualmente Qatar, fue uno de los más importantes financistas de las bandas mercenarias que combate al gobierno de Bashar al-Assad, para las que entregaron más de tres mil millones de dólares.

Da para sospechar, entonces, como los Ikhwan, han podido sostener sus protestas y acampes a lo largo de todas estas semanas, sin duda los petrodólares qataríes han colaborado y mucho.
En estos más de cuarenta días la situación no se ha destrabado, los seguidores de Morsi, alentado y estructurados por los Hermanos Musulmanes, acampan en parque y plazas de la ciudad, con esporádicas manifestaciones y algunos brotes de violencia que han dejado poco más de cincuenta muertos.

Egipto no es un país más para los Estados Unidos, junto a Turquía, Israel y las monarquías petroleras del golfo, conforman un gran campo de aterrizaje para cualquier maniobra política o militar si llegara el tiempo de la tan proyectada guerra con Irán.

Desde ese lugar es que Estados Unidos, no ha condenado el golpe, ni siquiera ha mencionado que lo sea, ya que de reconocerlo, no podría seguir asistiendo con la línea de créditos que representan unos mil quinientos de dólares al año, de los que casi el ochenta por ciento va a las fuerzas armadas, lo que pondría de muy mal humor a los militares egipcios. Estados Unidos ha pagado constantemente el apoyo del ex presidente Hosni Mubarak, a lo largo de sus treinta años de mandato y pretende que esa situación no cambie.

El gran problema es que la situación siria se les ha ido de la mano y un brote de dignidad pareciera que se ha iniciado en algunas naciones árabes, como ya hemos visto en Egipto y también en Túnez, donde los Hermanos Musulmanes que apoyan el gobierno del presidente Moncef Marzouki, esta jaqueado por manifestaciones populares con tintes de rebeliones.

Visitas incomodadas.

Para destrabar la cuestión egipcia, la semana pasada el presidente norteamericano Barack Obama, envió dos representantes muy particulares : los senadores republicanos, ultra conservadores, John McCain y Lindsey Graham, que en el Cairo se han reunido con todas las partes en pugna : el presidente de la transición Adli Mansur, el General al-Sisi, entre otras autoridades, McCain y Graham al parecer se han vuelto con las manos vacías a Washington. El gobierno egipcio ha negado los informes sobre el supuesto acuerdo, según el cual a cambio de poner fin a las protestas de los Hermanos Musulmanes, las autoridades liberarían a varios líderes del movimiento que están presos. A mismo tiempo el subsecretario de Estado US para Oriente Medio, William Burns, de visita también el Cairo se entrevisto en la cárcel de Tora, con el segundo de los Ikhwan, Jairat al Shater, intentando llegar a un acuerdo para enviar a sus militantes de vuelta a casa.
Burns, al parecer tampoco habría conseguido nada en concreto, y la cuestión seguiría por el momento trabada, los nacionalista laicos, apoyando el gobierno provisional y los Ikhwan, continuarían acampados provocando a una represión de la que sacarían gran ventaja mediática.

Los Hermanos Musulmanes han tenido históricamente aceitadas relaciones con las capitales del imperio cuando lo era Londres y hoy Washington. Sus principios son confusos por un lado dicen de si : « Alá es nuestro objetivo, el Corán es nuestra ley, el Profeta es nuestro líder, la Yihad es nuestro camino y el martirio nuestra mayor esperanza », este fanatismo, matriz de los movimientos salafistas y takfiristas (secta dedicada a perseguir a los apóstatas musulmanes, que son todos los que no adhieren a sus principios, fundamentalmente los chiís) a los que adscribe al-Qaeda, como para ilustrar y por otro han operado desde siempre para la CIA. Como es el caso Ayman al-Zawahiri, un médico egipcio, sucesor de Osama Bin Laden, en la jefatura de jefe de al-Qaeda, proveniente de esos movimientos. Al-Zawahiri estuvo involucrado en el asesinato de presidente egipcio Annuar el-Sadat, en octubre de 1981, lo que abrió el camino de Hosni Mubarak, aliado clave de los Estados Unidos e Israel durante treinta años. Hoy al-Zawahiri, es uno de los principales responsables de la guerra en Siria.

La Hermandad Musulmana, se ha opuesto a todo nacionalismo árabe, quienes han dirigido históricamente los movimientos anticolonialistas en la región, pensemos en el presidente Nasser de Egipto, el tunecino Habib Burguiba, el libio Muamar al-Gaddafi, el argelino Hamed Ben Bella, el sirio Hafez al-Assad, padre de Bashar, el actual presidente, y hasta el iraquí Saddam Hussein. Los Ikhwan, a los que adscribe al-Qaeda, colaboran con la CIA, el Mossad y el MI6 a la hora de operar contra gobiernos laicos y de vocación nacionalista.

Desde su fundación, en 1928, los británicos han sabido manejarlos y ponerlos siempre a trabajar para sus intereses, no es casual que la coordinación internacional de los Hermanos Musulmanes tenga su sede en Londres. La tan metada Primavera Árabes no fue más que una relectura de la Revuelta Árabe de 1916-1918, la antigua estrategia franco-británica contra el Imperio Turco. Por todo esto la caída de los Ikhwan en Egipto y el desastre en Siria, no solo es un fracaso para ellos, sino también para Washington y Londres en su plan de reciclado para el norte de África y Medio Oriente.
De no lograrlo y tener la real posibilidad de perder Egipto, pieza clave de este reciclado, profundizar la violencia, lanzado a los Hermanos Musulmanes y todas las bandas mercenarias, que han fracasado en Siria contra el nuevo gobierno egipcio.

Una visita que no se incomoda.

Tras el fracaso de la gira de los senadores McCain y Graham, Obama jugara un carta segura pero finalmente sangrienta, ha nombrado embajador US en el Cairo al tristemente celebre Robert Stephen Ford, como para saber de quien estamos hablando habría que mencionar que su último destino diplomático fue como embajador en Siria y en la actualidad observa la situación desde muy cerca Turquía, donde mudó la embajada, por razones obvias. Ford sustituirá a Ann Peterson, quien será la nueva subsecretaria de Estado para el Medio Oriente.

Robert S. Ford, luce una esplendida foja de servicios, eso si, algo empapada de sangre, fue asistente del embajador John Negroponte en Bagdad, (junio 2004 hasta abril 2005). Esos pocos meses le alcanzaron a Ford para organizar grupos paramilitares o escuadrones de la muerte como en la ciudad chií de Najaf al Ejército Mahdi, presuntamente chií, que lazó a una guerra étnica contra combatientes sunitas que resistían a la invasión de estadounidense, dividiendo así la fuerza y generando una guerra ética que hasta hoy no se detiene en Irak, (ver al-Qaeda y los desconocidos de siempre). Ford también instó a los peshmerga o guerrilleros kurdos en acciones anti sunitas. Los grupos paramilitares ejecutaron ingenieros, médicos, científicos e intelectuales con un solo objetivo, enfrentar a los grupos sunitas, chiitas, kurdos y cristianos, desarticulando la resistencia iraquí, una de las comunidades más castigada fue la cristiana, buscando confundir más a la opinión pública de occidente.

El embajador Ford, llegó a Siria en marzo de 2011, apenas unas semanas del inició de las revueltas contra el gobierno de Bashar al-Assad, en el marco de la Primavera Árabe. Rápidamente organizó manifestaciones y artículo junto a otros embajadores occidentales el respaldo a las « manifestaciones populares ».

Al no lograr los Estados Unidos, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el guiño para bombardear Siria, junto a la OTAN, gracias a los vetos de China y Rusia, Ford junto al general David Petraeus, planteó la « solución nicaragüense », es decir filtrar en el territorio miles de mercenarios e iniciar una lucha de « liberación » al modo de los Contras en la Nicaragua sandinista.

Su antiguo jefe en Irak, John Negroponte, casualmente fue embajador estadounidense en Honduras desde 1981-1985. Y el encargado de dirigir y organizar la operación de los Contras, que finalmente terminaría desestabilizando el gobierno del Frente Sandinista. Negroponte jugó también un papel decisivo en la creación de los escuadrones de la muerte hondureños, los que asesinaron a cientos de militantes populares.

Negroponte describe a Ford en Irak como « una de esas personas incansable… que no les importa ponerse el chaleco antibalas y el casco y salir de la Zona Verde para cumplir con los su trabajo ».

Robert S. Ford que habla con fluidez árabe y turco a principios de julio de 2011, viajó a la estratégica ciudad de Hama a cincuenta kilómetros de Homs y ciento cincuenta de Alepo en el centro de Siria, donde se reunió con miembros del insipiente Ejercito Libre Sirio y otras organizaciones salafistas que finalmente lanzaría contra el gobierno de Damasco. Se supo que Robert Ford tenía numerosos contactos con grupos opositores, desde antes de su viaje a Hama.

Si los Estados Unidos instalaran a Robert S. Ford en el Cairo, como finalmente parece que va a ser, no será la mejor noticia para el pueblo egipcio. Ford es especialista en crear violencia y llega a un país al borde de una guerra civil, donde los islamitas, como siempre jugaran a favor de Washington y un ejército ha entrado en franca rebeldía contra las decisiones norteamericanas. Ford ya ha ayudado a desbastar los ejércitos de Irak y Siria, si lo lograra con el ahora díscolo ejército egipcio, habría terminado con las tres grandes fuerzas armadas árabes, dejando a Medio Oriente y el Magreb al arbitrio militar israelí. El avance contra Irán parece continuar, más allá de alguna piedra en el camino.

Guadi Calvo para Hamartia

Hamartia. 14 Agosto dAmerica/Buenos_Aires 2013.

*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. Colabora con diferentes medios escritos y radiales de América Latina. Dirige en Facebook : « Línea Internacional », « Revista Hamartia » y « Jornada Latinoamericanas », « Revista Archipielago » (México), « Caratula » (Nicaragua), « A Plena Voz » (Venezuela), Radio Madre (AM. 530) y Radio Grafica (FM 89.3)

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