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10 janvier 2016

Mauricio « Hamelín » Macri

La fisura del papá de Antonia

 

Fahez Mohamed Ahmed Al Kandari era el último preso kuwaití en el centro de detención ilegal que EE UU mantiene en Guantánamo. Fue liberado y enviado a su país natal, donde una comisión médica se hará cargo de su rehabilitación, que demandará unos seis meses. Fueron 13 años de prisión sin ningún cargo ni juez que intervenga, en los que fue sometido a distintos tipos de malos tratos y torturas por el solo hecho de ser sospechado de « terrorismo », una de las armas con las que los dioses de las calamidades tiran por la borda décadas de trabajosos esfuerzos por construir una sociedad democrática basada en el Estado de Derecho. Organizaciones de protección de los Derechos Humanos insistieron en el cierre de ese centro y en la liberación de los presos, mientras lo aliados de Washington miraban para otro lado y se sometían dócilmente a sus designios.

Entretanto, quienes [en Argentina] pretenden mantener relaciones serias con Washington evitando toda referencia a sus sistemáticos atropellos, abogan por los presos de Venezuela en foros internacionales hablando de persecución política a los opositores.

Como contracara del gobierno de los gerentes de empresa, se instala la idea de que los empleados públicos no trabajan y que el Estado es un aguantadero de militantes. Si se observan los listados de personal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el PRO no es voz autorizada a la hora de hablar de las pastas de los 29 y sugiere una embestida con tufillo de persecución a opositores. A ello se suman las operaciones de prensa con colaboración gubernamental para relacionar a presos fugados con personas de dudoso prontuario –allanamientos mediante– con miembros del gobierno saliente. A modo de justificación de los errores gubernamentales, Gabriela Michetti dijo que lo sucedido era consecuencia de la herencia recibida. Lo importante es seguir machacando contra la herencia, sin reparar en las nefastas consecuencias de gobernar según el marketing político, como dijo Ricardo Ragendorfer respecto de la saga de los prófugos, en lugar de conocer y meterse en la vida real.

Dejar a trabajadores en la calle bajo la sospecha de no trabajar y, además, reprimirlos, es una viejísima receta de la derecha que se vio reflejada en los hechos de La Plata, donde el sesgo ideológico apareció nítidamente en las declaraciones del Intendente Julio Garro que dijo que los platenses estaban cansados de la vieja política, como si el garrote y el silencio fueran lo nuevo. Subió en su Twitter fotografías de los manifestantes acusándolos de los disturbios y de ser punteros de la vieja política –pensar que él encarna la nueva, es desconocer la historia– y resaltó que los manifestantes tenían claras intenciones políticas, un mensaje anticuado e inocuo, pero profundamente antidemocrático. Porque los trabajadores hacen política. Tienen la obligación de hacerla, sobre todo frente a un gobierno de empresas.

En Chile, dirigentes de la pinochetista UDI presentaron un proyecto para sancionar penalmente a quienes nieguen, enaltezcan o minimicen los hechos del gobierno y la figura de Salvador Allende, a quien responsabilizaron por haber transgredido garantías constitucionales de gran valor como el derecho de propiedad y por propiciar el desencuentro de la familia chilena, según sus propios cánones.

Mas allá de los ribetes sandungueros del proyecto, la derecha a veces se envalentona y pierde los estribos, a veces en el discurso y otras, en los hechos. La represión en La Plata contó con un discurso justificador que le dio base. El Ministro de Seguridad Cristian Ritondo dijo que no hubo orden para que la Infantería actuara de esa manera. Fernando De la Rúa tampoco la dio el 20 de diciembre de 2001 ni Eduardo Duhalde el 26 de julio de 2002, pero hicieron todo lo posible para que sucediera la masacre. Todo comienza por el discurso que la misma policía espera para sentirse refrendada en su accionar.

Entretanto, la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires suspendió de un decretazo la ley que regulaba las negociaciones paritarias. Probablemente los medios que se abocan a la cosmética macrista hablarán mas de la captura de los prófugos y de sus fantasmales socios que del debilitamiento de los derechos de los trabajadores.

Beatriz Sarlo fue entrevistada en TN por Julio Blank y Eduardo Van Der Kooy que le preguntaron sobre el primer mes de Macri. Sarlo habló de la puerta giratoria macrista, por la que se pretende hacer creer que es bueno que gerentes de la actividad privada pasen a formar parte de las altas estructuras del Estado y luego vuelvan a la actividad privada. En verdad, jamás dejaron ni dejarán de ser miembros de empresas.

Sarlo dijo que los funcionarios europeos de los países que tanto admiran algunos que gobiernan [en Argentina], tienen partidos políticos estables que permiten que se hagan carreras políticas y funcionarios con alta formación, no provienen de los grupos económicos. Tienen formación política primero y luego una formación profesional, tal como es el caso de Roberto Lavagna en la Argentina.

Criticó también los nombramientos por decretazo de jueces de la Corte Suprema y dijo que Macri les tomó el pelo a los de la oposición, porque habla todo el tiempo de diálogo y no comunicó a nadie lo que iba a hacer. Se preguntó si Macri tiene noción de lo que es un aliado político, de lo que es un partido que le dio una extensión territorial que no tenía, y, al pasar, dijo que Macri es un visitante en el despacho presidencial. La fisura de costilla del padre de Antonia parece confirmarlo.

Eduardo Van Deer Koy le preguntó por la grieta y Sarlo cuestionó esa idea, nunca la vivió porque tuvo buenas relaciones con el kirchnerismo, a pesar de sus críticas. Para ella la grieta sólo estuvo en la dictadura.

Julio Blank preguntó por los hombres del Gobierno y contestó que sólo conoce a los de cultura porque no conoce gerentes. « ¿El macrismo puede generar una cultura distinta ? », preguntó Blank. Sarlo respondió haciendo una comparación con el Partito Popular de España, « a nadie le puede gustar el PP, sería perverso. No hay nada mas aburrido que Mariano Rajoy », dijo, y agregó que Macri es mortal, « uso un adjetivo muy Macri ».

Como dijo el dirigente de Izquierda Unida de Cataluña, Alberto Garzón « para nosotros siempre va a ser una mala noticia que alguien de un partido político de derechas tome decisiones sobre cuestiones políticas y presupuestarias ».

Aunque, como aclaró Sarlo, aún falta ver si Macri tiene un partido...

Rodolfo Yanzón para Tiempo argentino

Tiempo argentino. Buenos Aires, 10 de Enero de 2016.

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