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10 juin 2017

La recomposición política en Francia propiciada por Emmanuel Macron podría dejar sin representación a medio país

Francia : Mayoría arrolladora para « el Jefe »

par Rafael Poch de Feliu*

 

La recomposición política operada en Francia por Emmanuel Macron y las fuerzas que lo apoyan está siendo tan exitosa que, ayudada por la abstención y el sistema electoral mayoritario, amenaza con dejar fuera de las instituciones a medio país, precisamente el país de los de abajo, los « sectores populares ».

Los últimos sondeos anuncian una arrolladora mayoría para el improvisado movimiento del joven presidente, La República en marcha (REM),de hasta 400diputados sobre los 577 que cuenta la Asamblea Nacional en las elecciones legislativas cuya primera vuelta se disputa el domingo.

Algunos en el Gobierno hablan incluso de una « victoria excesiva » y los comentaristas de la tele, en general muy bien dispuestos hacia el nuevo inquilino del Elíseo, se hacen preguntas sobre la hipótesis de un presidente autoritario y sin contra pesos, al que sus colaboradores se refieren como el Jefe.

Estas elecciones, cuya segunda y definitiva vuelta se disputará el 18 de junio, se plantearon como una especie de « tercera vuelta » de unas presidenciales muy reñidas entre cuatro bloques parejos, que dieron la victoria a Macron gracias al desprestigio del candidato de la derecha, inicial favorito, François Fillon, y al voto útil ante el espantajo ultra de Marine Le Pen.

Macron rompió el escenario político tradicional, basado en la alternancia entre dos partidos institucionales, de izquierda y de derecha, con un consenso socio-económico y europeísta básico común. El nuevo experimento ha unificado aquella oferta, no en una coalición sino en una especie de Partido Neoliberal Unificado sin posible alternancia dentro de ese consenso. Una derrota electoral aplastante de la mayoría social, de la Francia de abajo, descontenta y soberanista, podría dejar a los sectores populares literalmente en la calle. Si se cumplen los pronósticos de grupos parlamentarios raquíticos de diez, quince o veinte diputados para el Frente Nacional, la Francia Insumisa y otros partidos que representan diversas disconformidades, millones de ciudadanos quedarán sin representación ante un presidente y un Gobierno omnipotentes, determinados a forzar de una vez por todas la impopular agenda socio laboral europea en Francia.

Con los medios de comunicación a su favor, en las últimas tres semanas ha habido poca noticia más allá del ditirambo y la lisonja a los candidatos del movimiento presidencial. Sin embargo, el presidente y sus ministros han acumulado una notable serie de meteduras de pata, escándalos y jugosas declaraciones que en otras circunstancias le habrían hecho daño. El 1 de junio Macron ironizó sobre las pateras en las que viajan emigrantes de las Comores a Mayotte, un territorio francés del Índico, con un balance de 9.000 muertos en veinte años. Dos ministros de su Gobierno están siendo investigados por presuntas irregularidades. Su principal socio, el centrista Modem (con3 ministros en el Gobierno), parece haber sido financiado por los sueldos de nueve colaboradores ficticios del Parlamento Europeo. La actual ministra de Igualdad impartió instrucciones para burlar los controles de la Seguridad Social. Un candidato de REM hizo comentarios homófobos, y otro ministro, Gérald Darmanin, envió mensajes amenazantes a un diputado rival. El propio Elíseo sorprendió con su pretensión de elegir a los periodistas que acompañen al presidente en sus viajes. Nada de todo eso ha perjudicado la posición de Macron.

Desmantelar la derecha

Conla izquierda atomizada en múltiples ofertas, y su más sólido representante, Jean-Luc Mélenchon, destrozado por la virulencia de los medios de comunicación concertados en su mensaje negativo, la partida no tenía secretos para Emmanuel Macron : sólo debía preocuparse por desmantelar electoralmente a la derecha. Dicho y hecho. Su propio Gobierno ya ha sido letal para los conservadores : el primer ministro y las carteras económicas ya están en manos de figuras procedentes del partido Los Republicanos. Y por si quedaban dudas, el Gobierno ha lanzado dos anzuelos para pescar lo que quede del voto a la derecha : una reforma laboral XXL que va mucho más allá de la promovida por los socialistas y que se impondrá de forma autoritaria, mediante las llamadas « ordenanzas », y la introducción en el derecho común de los presupuestos legales del estado de urgencia vigente desde noviembre. Dos mensajes autoritarios e involutivos que cortocircuitan por completo al elector de derechas a la hora de votar a sus candidatos tradicionales.A los nostálgicos de cierto gaullismo exterior, Macron les ha regalado el restablecimiento del diálogo con Moscú.

Rafael Poch* Corresponsal en París para La Vanguardia

La Vanguardia. Barcelona, 9 de junio de 2017.

* Rafael Poch, Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona, 1956) ha sido veinte años corresponsal de La Vanguardia en Moscú y Pekín. Antes estudió historia contemporánea en Barcelona y Berlín Oeste, fue corresponsal en España de Die Tageszeitung, redactor de la agencia alemana de prensa DPA en Hamburgo y corresponsal itinerante en Europa del Este (1983 a 1987). Actual corresponsal de La Vanguardia en París.

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