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31 octobre 2015


Elecciones presidenciales argentinas :
Lo que hay y lo que se viene

par Memo Gardelli*

 

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La democracia es así, y ésa es su maravilla : una enorme decepción domina a casi la mitad del país ; una inmensa alegría gobierna a la otra casi mitad. Y algo más de un 20% del electorado se da cuenta de que tiene el destino del país en sus manos. Ni drama ni locura, ni bueno ni malo ; democracia en estado puro.

O sea, es lo que hay, y en cuatro semanas más y con la misma disciplina cívica, la ciudadanía decidirá si los próximos cuatro años quiere ser gobernada por el Sr.Scioli o el Sr.Macri.

Claro que en opinión de esta columna el primer sector —del que formo parte— tendrá que revisar profunda y sinceramente todo lo que hizo mal. Que no fue poco y que ya algunos amargos, agoreros, solitarios con pretensiones de iluminados y críticos permanentes —como se nos suele bautizar— lo hemos venido señalando.

Quizás no hay mucho más para decir, pero no sobra recordarlo una y otra vez : el mismo kirchnerismo que supo establecer los mejores logros de estos doce años (recuperación de la soberanía política y económica ; vigencia de los Derechos Humanos y ampliación de los Civiles ; políticas de inclusión social, empleo y previsión ; gran infraestructura educativa y consistente desarrollo en ciencia y tecnología, y mucho más) erró sin embargo en ítems también fundamentales : desdeñó las necesarias políticas de transparencia que toda democracia exige ; su política ambiental fue desastrosa ; su incapacidad de diálogo político y tejido de alianzas quedó expuesta desde la muerte de Néstor ; y la frutilla del postre fue el dedazo de la Presidenta imponiéndonos un candidato que ni a ella le gustó jamás.

Es duro, pero es necesario repetirlo. Esta columna no tiene que inventar nada al respecto porque lo sostiene desde hace meses y puede reiterarlo ahora con autoridad : este gobierno —al que adherí con lealtad y absoluto desinterés— empezó a suicidarse cuando canceló la elección interna por vía de las PASO llamando a un hipotético « baño de humildad », y en cambio designó a dedo a un candidato desangelado y muy resistido, al que el domingo muchísimos votamos llenos de dudas y endebles esperanzas.

Por supuesto, todo demócrata y pacifista convencido hace un culto del respeto al voto mayoritario, y éste es el caso. Pero todo resultado electoral es opinable y entonces a uno puede parecerle lamentable que tanta ciudadanía haya decidido votar en favor de lo que muchos juzgamos un « cambiemos » miserablemente mentiroso, que está cantado que significará un enorme retroceso en términos políticos, económicos, sociales, culturales, educativos, morales, de Derechos Humanos y de Derechos Civiles.

Uno puede pensar también que muchos compatriotas votaron una vez más a los verdugos, los explotadores, los corruptos y los que embrutecen y engañan con música y globitos. Y se podrá debatir por qué lo hicieron, pero el hecho es que lo hicieron y hay que respetarlo. Porque el voto es el voto y es de canallas y fascistas deslegitimar la voluntad ciudadana.

Por lo tanto, y puesto que la única verdad es la realidad, se debe aceptar y respetar lo votado anteayer, y enfrentar el porvenir inmediato con serenidad y sinceramientos. Cierto que puede ser tremendo y doloroso lo que viene, porque los intereses más retrógrados han demostrado ser muy fuertes en las urnas desde que cooptaron prácticamente a todo el sistema de partidos políticos de la Democracia. Cierto también que acaso estemos asistiendo al verdadero principio del fin de un período excepcional de conquistas democráticas y sociales como los argentinos no habíamos vivido jamás. Y cierto que muchos y muchas hubiésemos querido otro final.

Pero esto es lo que hay, y entonces, ante el ballotage que se viene, en opinión de esta columna lo que queda es ratificar el voto a Scioli-Zannini con absoluta firmeza y sinceramiento y a la vez, ojalá, con autocrítica. Esa rara avis de la pajarera argentina.

Y si en la segunda vuelta se gana, habrá que redoblar las alertas ante propios y ajenos, y ser mucho más exigentes en la militancia. Y si se pierde, retomar las grandes, mejores banderas de estos años y no aceptar dedazos nunca más y horizontalizar de una vez la práctica democrática.

*Memo Gardelli para su blog Cosario de Mempo

Cosario de Mempo. Buenos Aires, 28 de octubre de 2015.

* Mempo Giardinelli es escritor y periodista. Nació y vive en Resistencia, Chaco, Argentina. Exiliado en México entre 1976 y 1984, a su regreso fundó y dirigió la revista « Puro Cuento ». Su obra literaria está traducida a 20 idiomas y recibió importantes galardones, entre ellos el Premio Rómulo Gallegos 1993. Y en 2006 recibió el Doctorado Honoris Causa en la Universidad de Poitiers, Francia. Facebook - www.mempogiardinelli.com - Blog : Cosario Memo

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