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28 juin 2007

Cumbre del Mercosur
Washington hace sentir sus presiones en Paraguay.

par Fernando M. López

 

Durante los últimos días, diferentes sectores se encargaron de cuestionar el ingreso pleno de Venezuela al Mercosur, desviando la mirada sobre temas ajenos a la integración que ponen en peligro la propia integridad del bloque.

A casi cuatro meses de la gira latinoamericana de George W. Bush, que incluyó países como Brasil y Uruguay, habría que revisar si esa visita indeseable fue realmente un fracaso, como se repitió varias veces en base al rechazo expresado por los pueblos de la región con movilizaciones de protesta y la contragira del presidente venezolano Hugo Chávez en Buenos Aires. Las tensiones entre los miembros del Mercado Común del Sur (Mercosur) en vísperas de la inauguración oficial de la cumbre de presidentes del bloque y Estados asociados, prevista para hoy y mañana en Paraguay, parecerían indicar todo lo contrario.

Ayer comenzaron a llegar a Asunción los cancilleres y ministros de Economía para dar inicio a la sesión plenaria del Consejo del Mercado Común (CMC), donde se discutirán y resolverán temas de agenda, que luego retomarán los presidentes, cuyo arribo está pautado para esta noche. Ya se confirmó la presencia de todos los mandatarios de los Estados miembros : Néstor Kirchner (Argentina), Tabaré Vázquez (Uruguay), Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil) y, por supuesto el anfitrión, Nicanor Duarte Frutos (Paraguay), quien deberá traspasar el mandato pro témpore del Mercosur al presidente uruguayo.

También darán asistencia los asociados : Evo Morales (Bolivia), Michelle Bachelet (Chile), Rafael Correa (Ecuador) y Álvaro Uribe (Colombia).

El único gran ausente será Hugo Chávez, quien en este momento se encuentra en Rusia, en una gira que también lo llevará a Bielorrusia e Irán. Por tal motivo, la representación de Venezuela en Asunción estará a cargo del vicepresidente Jorge Rodríguez.

La ausencia de Chávez refleja, tal vez, un intento por aplacar los cuestionamientos que recibió Venezuela en medio de su proceso de adhesión al bloque sudamericano como miembro pleno, cuestión que, por cierto, está dentro del temario oficial de la cumbre de Paraguay.

Las operaciones en este sentido fueron diversas. El propio canciller brasileño, Celso Amorim, criticó duramente al presidente Chávez por sus reclamos tendientes a reestructurar el Mercosur para que se transforme en "un proceso de integración nuevo hacia la justicia social", en sintonía con lo que también manifiestan los gobiernos de Bolivia y Ecuador, en el marco de sus aspiraciones para sumarse al bloque con estatus pleno.

"Quien quiere entrar en un club, primero acepta las reglas existentes y después intenta cambiarlas", dijo Amorim, según la edición de este lunes del diario O Estado de São Paulo. Las declaraciones del canciller brasileño ponen de relieve no sólo una absurda soberbia de liderazgo y conservadurismo, sino también las dificultades existentes dentro del bloque para transitar la necesaria transformación que doblegue las bases neoliberales que dieron origen a la unión aduanera entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en 1991.

Los sectores hegemónicos de Brasil, secundados por los partidos de derecha y las burguesías locales en otros países del bloque, que cuentan, además, con el auspicio norteamericano, resistirán tales cambios hasta las últimas consecuencias.

Una muestra la dan los senadores brasileños, fundamentalmente de fuerzas opositoras, pero también algunas oficialistas, que frenan la aprobación del ingreso de Venezuela al Mercosur. Y lo hacen con una excusa ajena a la integración y cooperación regional : la decisión venezolana de no renovar la concesión de Radio Caracas Televisión (RCTV), decisión que fue tomada en estricto cumplimiento de las competencias del gobierno y las leyes de ese país, y refrendada, además, por otros dos poderes del Estado : la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia.

Es decir, estos legisladores que utilizan el caso de RCTV para bloquear el proceso de adhesión de Venezuela se apoyan en falsas acusaciones que buscan mostrar un derecho legítimo y soberano como si fuera un acto de violación a la libertad de expresión.

Con los mismos argumentos, la derecha uruguaya trató de condicionar la continuidad de dicho proceso en la asamblea del Parlamento del Mercosur (Parlasur), realizada el martes pasado en Montevideo. Los legisladores del Partido Nacional, Pablo Iturralde y Ruperto Long, generaron un áspero debate sobre el caso de RCTV y llegaron a proponer la creación de una comisión que investigue posibles violaciones de los derechos humanos y las libertades individuales en Venezuela.

Afortunadamente estos intentos no prosperaron, aunque dejaron en claro qué tipo de utilización hará la derecha de ciertos instrumentos regionales como el Parlasur para operar su resistencia a las transformaciones del bloque.

Los cancilleres y ministros de Economía del bloque empiezan hoy a debatir importantes temas comunes como la solución de asimetrías estructurales entre los miembros, la creación del Instituto Social, el avance hacia la conformación del Banco del Sur -al que recientemente Uruguay dio su apoyo, además de anunciar su incorporación-, la puesta en marcha de una prueba piloto entre Brasil y Argentina para abandonar el dólar en las operaciones comerciales bilaterales, entre otros.

En Asunción también se discutirá el proceso de adhesión de Venezuela, iniciado en julio del año pasado, así como los de otros Estados asociados que buscan seguir ese mismo camino. Y en este punto, las presiones externas se percibirán de manera tácita.

No resulta extraño que los cuestionamientos más fuertes contra Caracas provengan de Brasil y Uruguay, países que junto a Colombia, Guatemala y México formaron parte del itinerario de Bush durante su gira de marzo. No resulta extraño porque Washington no sólo consiguió avanzar en una peligrosa alianza por los agrocombustibles, sobre todo con Brasilia, sino que logró meter una fuerte cuña en el Mercosur para cercenar la influencia del proceso bolivariano sobre la región, en beneficio de su propio proyecto continental, se llame ALCA, TLC o "acuerdo estratégico".

Se trata de un doble riesgo que se debe tener presente, porque aquí lo que está en juego es, nada menos, que la integración latinoamericana sobre bases más integrales y justas.

APM. La Plata, Argentina, 28 de junio de 2007.

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